No tengo mucha experiencia con clubs de triatlón, de hecho, no tengo mucha experiencia en el mundo del triatlón, soy una novata en toda regla, pero las cosas cuando se ven claras, se ven.

¿Os ha pasado alguna vez tener esa sensación de que cierta persona o lugar te aporta luz, buen rollo y alegría a tus días, y conseguir palpar ese sentimiento de: “menuda suerte tengo de haber coincidido en la vida”? Bueno, pues creo que eso nos pasa a los triboosters con el club (¡o por lo menos a mí!). Cuando las cosas se ven claras, se ven… y Triboost no es sólo un club de triatlón.

Llevaba tiempo pensando en escribir lo que ha supuesto para mí tener el apoyo de este equipo durante los cien días del cautiverio Covid; al final, hablando con unos y otros voy comprobando que es un sentimiento común.

Quería escribir porque hay cosas que no pueden caer en el olvido (un club de triatlón en una pandemia) y porque hay muchas cosas que merecen un reconocimiento público.

La pregunta recurrente que me han hecho todos mis clientes, sabiendo que soy una adicta al deporte y un culo inquieto, ha sido: “Pilar, ¿y tú qué has hecho sin poder hacer todo el deporte que hacías?”, la respuesta fue fácil: “seguir haciéndolo y seguir los entrenos que me marca el club”. Eso me llevó a: ¿Qué hace un club de triatlón en una pandemia? Una mente ajena (mis clientes), lo primero que piensa es que habíamos dejado de entrenar, sin embargo Training Peaks me dice que en cuarentena me he puesto más fuerte que el vinagre.

Son cien días (se dice pronto) de inventar mil maneras para que unos triatletas acostumbrados a no parar fueran capaces de entrenar en casa, sin perder la motivación, sin perder la forma, sin aburrirse y sin hacer locuras. Son muchas las variantes… a eso súmale que no sólo era un confinamiento, sino que el motivo de la cuarentena era un virus que estaba matando a gente.

Sinceramente y con la mano en el corazón os digo que no sé qué hubiese hecho sin el club en esta pandemia y que muchos días el entreno con el equipo (sí, con el equipo, habéis leído bien) fue el mejor momento del día. En una época gris, tengo muy buenos recuerdos amarillos: entrenamientos de fuerza virtuales (con chistes incluidos), vernos las caras cuando no podíamos salir de casa, grupetas de rodillo-zoom, cronos virtuales, palmadas en el rodillo, charlas con el equipo por zoom (con agua o con botellín de cerveza), clínics, vídeos del míster dando ánimos o llamando  a la cordura, entrenamientos distintos cada semana, buenas noticias, newsletters… pero sobre todo muchas risas, mucho buen rollo, mucha alegría en una época difícil. Y por muy novata que sea, pongo la mano en el fuego que eso no lo tienen todos los clubs.

Lo siento, este año me voy a llevar yo el bidón de llorona del año pero necesariamente tengo que daros las gracias a todos. Entré en el equipo hace seis meses y ya tengo el corazón amarillo.

A las mentes pensantes de Triboost por hacer de cada obstáculo una oportunidad, porque se nota que cada paso lo hacéis con cariño pensando en los triboosters, porque hay dedicación, sensatez, esfuerzo, empatía y mucho buen rollo.

A cada tribooster, porque ese “toque especial amarillo” no sale solo, eso no lo hace uno, eso lo logra un equipo. Es llegar el primer día de series y que sin conocerte nadie ya te griten al pasar “¡vamos, Pili!”, el “no te vas a descolgar de la grupeta, aquí somos un equipo”, el “apúntate a la crono aunque vayas al corte, me da igual esperarte, lo importante es que nos riamos”, ese “¿qué tal estás?”, o el “no te preocupes que le digo a un conocido que os cuide bien para que no os perdáis”, o “esto lo solucionamos con una cerveza”,  que los logros de uno sean alegría para todos, esas risas diarias por el chat y un sinfín de etcéteras… En suma, llegar nueva y hacerme sentir en casa, acoger a una novata y hacerme sentir parte de algo muy grande.

Así que gracias EQUIPO porque Triboost aporta luz, buen rollo y alegría a mi vida y a diario le agradezco al universo la suerte de haber caído en un club tan especial como este.

Pilar López-Contreras Cervera