Pistoletazo de salida para este blog, y qué mejor manera de empezar que con la vivencia del primer triatlón hecho como miembro de Triboost.

Os cuento mi experiencia en el triatlón Challenge de Lisboa de media distancia.

Antes de contaros cómo fue os pongo en contexto, soy un triatleta amateur, normalito, del montón, que dedica una media de 12 horas semanales, e intenta dar lo máximo sin privarse de algún que otro jugo de cebada. Ya sabéis de qué tipo de deportista hablamos, ahora al grano…

Previa

Me levanté en Lisboa el sábado, dormí todo lo que pude ya que quería tener el cuerpo totalmente descansado. Seguí con un rico y copioso desayuno de hotel, alto de hidratos, con un solo pensamiento: ir a la expo del triatlón a por mi dorsal.
Por fin, me dirijo a la expo, andando, ya que una de mis premisas (y recomendaciones) es que el hotel esté al lado de la salida. Llego y ya empiezo a ver los primeros indicios de lo que llamo “Postureo triatleta”: dícese de sujetos provistos de camiseta de finisher de la prueba más dura conseguida, pantalón corto, medias compresivas y zapatillas de running. Sin comentarios.
Me dispongo a recoger mi dorsal y a dejar el material en la zona de transición. Orgulloso paseo mi Cannondale Slice, con las FFWD de 90 mm cuando de repente dicho “Postureo triatleta” va más allá: las media de bicis que veo son obras de ingeniería dignas del top 10 de Kona. Pienso para mis adentros con más miedo que otra cosa “No puede ser que todos sean pro, será que tienen mucha pasta”. Dejo preparadita a “mi querida”. Ya solo queda comer pasta, descansar, cenar pasta y dormir prontito.

 

Natación (1,9 km)

Me levanto a las 5 am, y hago mi rutina normal. Ducha, desayuno y paso por boxes. Seguimos con las calcomanías, enfundamos neopreno y con él los nervios. Vamos para la salida!
7,35 pm Nervios, ese gusanillo del estómago, mirada al infinito y grito en mi interior que me dice «Lo vas a hacer de P#$% Madre,» acompañada de un grito de guerra que tenemos entre mis hermanos antes de un gran acontecimiento «FUERZA Y HONOR».

Toca colocarse y cometo el error de ponerme en medio del pelotón.
PUM! La salida, empiezo a nadar y empiezo a ver mi error –¿Esto es triatlon o UFC?, alcanzo al de delante, me dan patadas, el de al lado me da codazos, el de atrás me pasa por encima. Caos, agobio, pelea! Finalmente, salgo del agua, pienso que he hecho un tiempo desastroso y al mirar el crono “solo” han pasado 36 minutos, es menos de lo que pensaba y me motivo.

Ciclismo (90 km)

Hago rápida la transición y empiezo la prueba donde creo que voy más fuerte. Son cuatro vueltas a un circuito plano con un repecho de 1 km al 6 %. Empiezo bien, fuerte, adelantando, dosificando. Al final confirmo mis pensamientos, “el hábito no hace al monje” que dice mi madre, adelanto a cabras de 8.000€ no pedalean solas…
El repecho me viene muy bien, es un cementerio, zombies subiendo a duras penas, yo me pongo de pie y voy cómodo…
Última vuelta y dosifico que hay que correr… baja el pistón que quedan 21 km de carrera a pie. Finalmente me salión una media de 34.5 km/k. Nada mal para un amateur.

 

Carrera a Pie (21 km)

Transición más rápida aun y me pongo a correr. Piernas como rocas, me cuesta tomar sensaciones pero finalmente lo consigo y miro mis tiempos y me llevo la sorpresa de bajar de 5 min/km “-Voy tieso”. Todo va bien.
Recorrido bonito, bordeando la ría, sol y sombra, pensamientos positivos…
A partir del km 10 empieza otra carrera. Cansacio y 30 grados que cayeron en Lisboa, mala mezcla.
Empiezo a notar que me deshidrato. Cada avituallamiento que paso tomo medio vaso de Red bull, me tiro una botella de agua en la cabeza, tomo bebida isotónica, y cojo otra botella de agua hasta el siguiente avituallamiento. Un auténtico martirio de 10 km.
Últimos metros y 5 horas y 17 minutos después. Los dolores se van, el calor se va, me siento fuerte, orgulloso, vivo, pleno, capaz de todo… FELIZ. Paso esa línea… la línea de meta, grito de rabia de todo lo pasado y de felicidad por lo que he sido capaz de hacer…

Conclusión

Recomiendo totalmente el triatlón Challenge de Lisboa como inicio en la media distancia. Organización perfecta, ambiente 100% triatlón, recorrido “fácil” y muy ameno para los acompañantes ya que pueden vernos en múltiples ocasiones en cada segmento.
Por último, agradecer a Triboost la posibilidad de describir mi experiencia, a mi familia y a toda la gente que me rodea, por estar y motivarme cada día darme ese empujón y ese ánimocuando lo más necesito.
Ahora, a pensar en mi próximo reto IRONMAN Barcelona 😉 ya os contaré…

Fuerza y Honor

Tenorious